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Cultura

La casa de don Octaviano Núñez

Esta casa es una de las mas antiguas de Jocotepec, de que yo me acuerdo desde 1947 tenia yo 6 años y ya estaba esta casa, sus herederos no la han dejado caer y esta en muy buenas condiciones.

 Voy a contar un hecho que sucedió hace 77 años cuando yo tenía 2 años, esto me lo contaron después. Al otro lado de nuestra casa paterna, en la calle Juárez había unas señoras que les decían “Las Liodoras”, no sé porqué ,el caso que ellas vendían tortillas y atole blanco, y una vez me contaron que la mujer que trabajaba en casa de mis padres me llevó abrazado a esa casa, y pidió un jarro de atole, y dicen que yo con la mano se lo tumbé y me cayó el atole caliente en la panza y ella desesperada me limpió con el pañal de manta, arriscándome todo el cuero, me decía mi madre que creían que moriría, pues que se me veían las tripas.

Esta casa está ubicada por la calle Hidalgo norte, a media cuadra de la plaza.

 Pero me llevaron con Don Octaviano que era el medico de aquel tiempo y con sus yerbas, ungüentos y cucharadas que el mismo hacía logró que la quemada cerrara. Les comento que a mis 79 años todavía tengo la cicatriz, es por eso que quiero hacer este reconocimiento a este señor que salvó muchas vidas, hasta que llegó el doctor Mario González Barba a Jocotepec, muy buen médico también.

SALUDOS A TODOS DONDE QUIERA QUE SE ENCUENTREN.

SOY CHICO HERNANDEZ MI CORREO: pancho-reatas@hotmail.com

Cumplirá el Señor del Huaje 305 años de su aparición

Miguel Cerna.- El Señor del Huaje no solo es el más grande e imponente, también es el más antiguo con más de 300 años de historia, siendo el iniciador del culto a los Cristos de Jocotepec.

El próximo 7 de noviembre el “El Señor del Dulce Nombre” o “El Santo Cristo de la Expiración”, cumplirá 305 años de su aparición en un árbol de huaje en un predio de lo que hoy es la localidad de San Pedro Tesistán.

Hasta el siglo XVII, como herencia colonial, en Jocotepec se seguía venerando como patrono a San Francisco, hasta la aparición del Señor del Huaje en el año 1715 en el potrero conocido como El Monte.

Aunque varios relatos, tanto coloniales como más contemporáneos, dan cuenta de su aparición milagrosa, fue la narración de Pedro Andrés, indio principal y sacristán de la iglesia, realizada en 1748 la más exacta sobre el prodigio.

“el año de mil setecientos y quince, por el mes de noviembre, habiendo ido al Puesto nombrado El Monte, como a las once del día, en busca de sus bueyes, andando en esta diligencia por el dicho Monte, y lugar, vio que de un árbol grande llamado Guaje destilaba agua; al parecerle bastante y que con esa curiosidad se llegó a él y no había tal agua ni señales de ella y retirándose otra vez advirtió en que volvió a destilar más agua y entonces lo volvió segunda vez a reconocer y no hallando como la primera señal empezó a ver a dicho árbol y vio y reconoció en él la forma de un crucifijo en cruz, a quien adoró y reverenció…”.

Representación de la aparición del Señor del Huaje en 1715.

Un día después, la imagen milagrosa de 3 varas y media fue cortada y trasladada el 8 de noviembre de 1715 a la iglesia de Jocotepec, iniciando así el culto a este cristo que es venerado y querido hasta nuestros días.

Para 1748, el Señor del Huaje ya se encontraba colocado en el altar principal, desplazando así la imagen y la veneración a San Francisco.

Ahora, a casi 305 años de su aparición, la fe a este Cristo está cada vez más viva y extendida fuera de los limites municipales, pues con la migración de paisanos a Estados Unidos, también se ha ido la idolatría hacia el Señor del Dulce Nombre.

Su historia ha sido ampliamente retratada en canciones, pinturas, fotografías y hasta en producciones audiovisuales, muestra de ello es el documental titulado “El Santo Cristo de la Expiración (2017-2018).

Con información del libro “Los Dos Cristos de Jocotepec”, escrito por los investigadores Cristina Alvizo Carranza y Francisco Javier Velázquez Fernández.

miguel.cernaf@gmail.com

Jocotepec mantendrá sus panteones cerrados por el Día de Muertos

Miguel Cerna.- Aunque inicialmente el Gobierno Municipal informó que los ciudadanos podrían acudir a los cementerios durante los días primero y dos de noviembre, el Gobierno del Estado de Jalisco ordenó cerrarlos.

Mediante un oficio de la Secretaría de Salud, girado a todos los municipios, se informó que por decreto gubernamental, los panteones tendrán que permanecer cerrados los días 31, 1 y 2 de noviembre, esto para prevenir, contener, diagnosticar y atender la pandemia del Covid-19.

El cierre de los camposantos ha sido un constante en celebraciones populares masivas en la que la gente busca visitar a su difuntos, como el Día de las Madres y del Padre, por lo que este Día de Muertos no será la excepción.

Para esta festividad, no se permitirá el acceso a los cementerios.

Además, mediante el documento se instó a los Ayuntamientos la cancelación de cualquier evento masivo alusivo a la fecha, tales como festivales y reuniones de más de 50 personas, sean estas carácter público, privado o social.

Para evitar el dengue, la recomendación es no llevar flores naturales.

miguel.cernaf@gmail.com

Conoce el templo más antiguo de la Ribera de Chapala

Miguel Cerna.- Con casi 500 años en pie, el templo conocido como “El Hospitalito” de San Juan Cosalá, es la construcción más antigua de la que se tiene registro en la ribera norte del Lago de Chapala.

Además de la hermosa iglesia ubicada frente a la plaza municipal, en el corazón de la delegación sobresale otra torre. Aunque la urbanización de la zona se empeña en ocultarlo, el templo antiguo de San Juan permanecer en pie, como testimonio de los inicios de la colonia en la ribera.

Este inmueble de estilo franciscano, también conocido como “Templo de Indios” fue erigido a San Juan Bautista por Fray Martín de la Coruña en 1539, siendo el templo más antiguo de la Ribera del Lago de Chapala del que se tiene registro, con 481 años.

Desde 2017 se emprendieron los trabajos de la restauración del templo.

Pese a ser un edificio de valor histórico, por tener más de 100 años de vida, El Hospitalito permaneció en ruinas hasta el año de 2017, cuando un grupo de locales emprendió la misión de devolverle su majestuosidad.

A mediados de 2017 se iniciaron los trabajos de restauración, tras ser beneficiado con 450 mil pesos provenientes del Fondo de Apoyo a Comunidades para la Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos (FOREMOBA), más 550 mil pesos de la Fundación Adopta una Obra de Arte y el apoyo de la sociedad civil e iniciativa privada.

Lo que era un baldío con maleza crecida y acumulación de basura, luego de las tres etapas de renovación a la que fue sometido, ahora luce más imponente con su atrio renovado, su torre remozada y la fachada blanca.

Aunque El Hospitalito no ha sido inaugurado ni abierto al público, se espera que este recinto antiguamente religioso, forme parte de los atractivos turísticos de la localidad de San Juan Cosalá, además de que albergará actividades culturales para disfrute de los locales y visitantes.

Revivirán los fandangos jocotepenses

Miguel Cerna.- ¿Te has preguntado cómo se bailaba hace 50 o 100 años en Jocotepec?, ¿Cómo eran los mencionados fandangos y que música se escuchaba? Gracias a una puesta en escena que prepara el bailarín Daryel Fabián Romero Fuentes, lo sabremos.

Con la intención de devolver a los jocotepenses la tradición dancística y musica perdida, surgió el proyecto titulado “Tenderete en el petate”, que fue beneficiado con el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico (PECDA, 2020) para su realización.

Debido a que su abuelo Maximino Fuentes, conocido popularmente como “Chimino”, fue uno de los mejores bailarines de su época, desde hace 10 años la inquietud por conocer, documentar y representar lo que fueron los fandangos en el pueblo y la región, se instaló en la mente de Daryel Fabián quien poco a poco comenzó a consultar a adultos mayores, así como a los diferentes cronistas del municipio para recrear la forma en la que se bailaba hace más de 70 años.

“En esta obra se trata de rescatar la mayoría de la tradición de Jocotepec en este ámbito dancístico y musical, así como de costumbres y tradiciones del pueblo. Todo esto con base a lo que me han contado puros ancianitos; he entrevistado muchísimos y hasta a una persona de 106 años de Huejotitán”, comentó.

Daryel Romero inició su formación oficia en danza folclórica a los 8 años en Jocotepec.

Romero Fuentes es un bailarín jocotepense de 33 años e integrante del Grupo Folklórico Ciudad de Guadalajara, inició su trayectoria con tan solo ocho años en el Grupo Folclórico Jocotepec en 1995; posteriormente dirigió este mismo ballet de 2007 a 2010, cuando emigró a Guadalajara para continuar con su formación.

Tenderete en el petate es un obra dividida en cinco parte que busca representar y revivir los fandangos más importantes que se realizaban en Jocotepec en los siglos XIX y XX: La Fiesta del Señor del Monte, El Fandango de la Plazuela, El Carnaval, El Sarao en la Hacienda de Huejotitán y Jalisco Ribereño Contemporáneo.

Más que ver el cuadro dancístico/musical en un escenario, para Daryel Romero lo verdaderamente valioso del trabajo es revivir una tradición extinta, pues a través de talleres se buscará enseñar a chicos y grandes a bailar como en “denantes”, en los auténticos fandangos que ahora solo viven en la memoria de pocos adultos mayores del municipio y de la región.

Si la pandemia lo permite, la obra se estrenará en enero del próximo año, en el marco de las Fiestas de Enero en Honor al Señor del Monte.

El Chile más jocotepense

J. Carlo Cuevas– En los últimos tres años, las calles de Jocotepec han sido el lienzo para muchos artistas consolidados y emergentes. El espacio público se convierte a la vez, en el caballete y la musa del talento del pintor. Uno de los artistas que ha sobresalido con creces, es Ricardo, el Chile de Joco.

Las obras de Ricardo López Macías se firman como el Chile de Joco. El apodo, fue herencia de su hermano a quien apodaban el chile. En su paso por la preparatoria, el sobrenombre cambió de “chilito” a “chile”.  En una reunión acompañado de otros artistas de la Ribera, Ricardo decidió que su nombre artístico con el que se presentaría ante los demás, sería el Chile de Joco.

El Chile de Joco guarda los detalles. En su obra se esconden guiños al Jocotepec que fue, el que los adultos añoran y al que un extranjero busca para hacer una foto.  El seudónimo no es el objeto de su obra. Sus motivos son la mexicanidad, aquella que construyen los muralistas en la primera mitad del siglo pasado. Los retratos de Frida Kahlo, gallos, artesanías, serenatas y las calles mismas de Jocotepec son lo que el Chile ha dejado entre los muros de su pueblo.  El Chile considera que lo que él pinta, son vivencias: “Lo que yo pinto son vivencias. Pinto ideas que surgen cuando trabajo y tengo ocupada mi mente, es cuando las ideas llegan y las plasmo”.

El Chile define a su arte como ecléctico. Sin enfrascarse en una corriente particular y decidido a dejar un arte reflexivo, es que ha logrado una veintena de murales para el pueblo de Jocotepec, sin considerar la ya extensa producción de caballete que el autor tiene. La obra del Chile, está influenciada por el entorno natural que lo rodea. En febrero de 2020, presentó la exposición “ANIMALARIO” en el Centro Cultural La Bendita; una exposición inspirada en los animales que el artista encuentra en la parcela y el monte.

Si te interesa conocer más sobre el artista, te dejamos sus redes sociales aquí abajo:

Facebook Chile de Joco Art

Instagram Chile de Joco

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J. Carlo Cuevas

@JCarloCuevas

j.carlocuevas@gmail.com

Recuerdos del lago

Hablando de el lago de Chapala en Jocotepec, Jalisco, como en 1945 yo estaba chiquito y me sentaba con mi abuelo Ruperto Ramos, que era pescador, a verlo como reparaba su chinchorro en el corredor de su casa y él me platicaba todas sus aventuras de cuando entraba al lago a pescar, entre lo que me platicaba me decía que en medio de el lago había una campana grande y que por curiosidad él y sus compañeros de pesca se paraban en ella a descansar, será verdad o mentira o leyenda pero él me lo platicaba. Pero el lago de Chapala si tiene historia y muchos recuerdos de nosotros los que la disfrutamos de los 40 a los 60 del siglo pasado

reporteromayor@gmail.com

Así era el Lago de Chapala hace 400 años

Miguel Cerna.- La mayoría de los que vivimos alrededor del Lago de Chapala, hemos escuchado relatos de personas mayores sobre aguas cristalinas, abundancia de peces y de una inmensidad inconmensurable pero, ¿Cómo era realmente el lago hace más de 400 años?

A través de las crónicas escritas por los colonialista que visitaron la zona tras la conquista española, nos podemos echar un chapuzón al pasado para conocer sus impresiones sobre el lago, que desde ese tiempo y hasta la fecha, sigue asombrando a propios y extraños por su belleza y riqueza natural.

La primera descripción aparece en el libro escrito por Juan López de Velazco entre 1571 y 1574 titulado Geografía y descripción universal de las Indias, donde hablaba de “la laguna que dicen de Chapala, por un pueblo de indios deste nombre que está en sus riberas, la cual tendrá más de veinte leguas de boj y es muy fondable y de muy buen agua y mucho y buen pescado, y cuando corre viento hace tormenta como en la mar, tiene unas isletas dentro della”.

Años después, en 1586 fray Alonso Ponce llegó a la ribera de la laguna y también le pareció parecida al mar, pues era “muy hondable y levantaba grandes olas como si fuera mar y su agua dulce y muy delicada y maravillosa de beber; críanse en ella muchos y muy buenos bagres, muy sanos y sabrosos y otros pescados buenos de comer”.

Para principios de siglo XVIII, el obispo fray Alonso de la Mota y Escobar escribió en su Descripción geográfica de los Reinos de la Nueva Galicia, Nueva Vizcaya y Nuevo León las siguientes características sobre el lago:

“El agua dulce y delicada sobre manera, que por tal se bebe en cuantos pueblos tiene en sus riberas, que son muchos; es muy hondable que se pudiera en partes navegar seguramente con navíos de buen porte; limpia sobre manera, que no cría en sí yerba alguna en que se parece a la mar, y aún en enojarse como ella, teniendo sus tempestades no como quiera, y quiebran sus olas de tumbo en la costa que hace muy gran ruido. Cría entre otros peces unos que los indios llaman en su lengua mexicana amilotes y el español le llama pescado blanco”.

Vista al lago desde la Cruz Grande del cerro de Jocotepec.

Estos tres visitantes coincidieron en la limpieza de sus aguas, su gran variedad de peces y su belleza similar a la del mar, por tales motivos podemos comprobar que lo que nos han contado nuestros ancestros fue cierto: nuestro lago tuvo mejores tiempos, en los que la contaminación no era su rasgo característico.

En nuestras manos estará la responsabilidad de entregar a las futuras generaciones un mejor lago del que recibimos; aunque su belleza se sigue conservando intacta.

Con información del libro: Los Pueblos de la Ribera del Lago de Chapala y la Isla de Mezcala durante la Independencia (1812-1816), de Carmen Castañerda (2006).

Estos son los 8 Cristos que se pueden visitar en la cabecera.

¿Conoces los 8 Cristos que hay en Jocotepec?

Miguel Cerna.- Al hablar de Cristos en Jocotepec nos remite automáticamente al Señor del Monte y al Señor del Huaje, y como no, si tiene más de 300 años con nosotros; pero ¿Sabías que hay otros seis crucifijos distribuidos a lo largo de la cabecera?

Aunque pasan desapercibidos para la mayoría de los ciudadanos, quizá por la predominancia del culto hacía el denominado Patrono del pueblo, en la Parroquia de Jocotepec residen cuatro Cristos más.

Estos son los 8 Cristos que se pueden visitar en la cabecera.
Estos son los 8 Cristos que se pueden visitar en la cabecera.

  • El Cristo de Las Visitas

Se trata de crucifijo de apenas 30 centímetros de alto que fue elaborado con la misma madera con las que se esculpió al Señor del Monte y al de Huaje. Una peculiaridad de este es que por un costado tiene una apertura entre las costillas y se puede ver una pieza que figura un corazón el cual cuando se mueve late.

Los Cristos para Viacrucis

Es un juego de tres Cristos que eran utilizados durante la Semana Santa para la representación de la Pasión de Cristo, se trata de tres esculturas de madera de tamaño natural con extremidades articuladas, que datan del siglo XVIII.

  • El Señor de la Humildad

Es una escultura que representa a Cristo en los momentos previos a su crucifixión y muerte. Se encuentra en el extremo izquierdo del templo, donde antiguamente era el bautisterio.

  • El Divino preso

Es la advocación de Jesucristo orando en el huerto cuando los Soldados Romanos lo apresan. Esta imagen está colocada en el costado izquierdo de la nave principal, justo a la entrada.

  • El Santo Entierro

Este tipo de escultura tenía la función de estar en la cruz durante casi todo el año, para ser bajada durante el viernes santo y colocada en el sepulcro. Actualmente se encuentra a un lado del Señor de la Humildad.

  • Cristo de la Ascensión

Saliendo de la parroquia, pero a menos de una cuadra se encuentra esta imagen en una vivienda de la Calle Ramón Corona, se dice que este Cristo era parte de los bienes del templo, el cual fue escondido entre las paredes de una de las casas cercanas a la iglesia durante la época de la Cristiada para que no fuera destruido.

  • San Salvador

Esta imagen está colocada en una vivienda ubicada por la calle Nicolás Bravo, al oriente de la cabecera. Originalmente perteneció a una hacienda, la escultura que data del siglo XVIII cuenta con rasgos filipinos que era algo común en esa época ya que muchos de los navíos que se dirigían de Europa para América arribaban por Filipinas.

Agradecemos la información brindada por la historiadora Diana Machuca para la publicación de este artículo.

Recuerdos del siglo pasado (1900)

27 de junio del 2020. 

 

Recuerdos de este señor, este señor cuando nació su mamá murió y quedo huérfano de madre junto con otros dos hermanos, chiquito fue abandonado por su padre dejándolo encargado con una tía llamada María que nunca conocimos. A la edad de cuatro o cinco años empezó a trabajar como puerquero con el hacendando, así fue creciendo hasta que se hizo yuntero y traía su yunta de bueyes antes de los 10 años.

Luego emigró a Jocotepec junto con Sabas Guevara a y Víctor López. Emigró a Joco y aunque su padre vivía, este lo ignoró y se fue a vivir con unos parientes a La Loma y así anduvo rodando y trabajando donde había y podía.

Espera la siguiente entrega de esta historia.

PEDRO MIRANDA